Tienes
nombre de mujer, formas de mujer,
curvatura
de mujer, pechos de hembra
Tan
sensual te ausculto desde mi pupila
que
suelo apresurarme a nevarte desleal
-por
si él parpadea su deseo sobre ti…-
Me
hielan tus pechos de nieve ¡Tan firmes!
Tu seducción
sujeta a selvas de piel vegetal
Tus
curvaturas con deslices propios a su
mano
Tu
sed de vertientes voluptuosas
Entonces,
me apresuro a arrugar la piel de tu tierra
con
mi arado -por si él…siente el vértigo del amor
en
la cima de tu curvatura-
Abonas
el vuelo de los cóndores con tu óvulo germinal
Se
excita el viento en el toque de tu cúspide
Ternuras
la brisa que sujeta los nidos en su tejido de ave
…Y
te arrebato de sus ojos y le sangro un te quiero
Por
sí quiere beberte, esculpirte, fecundar su maíz…
o
morir apresuradamente para enterrar su cuerpo
en
la profundidad de tus extremidades
¡Y
amarte eternamente…!
NUESTRO PEQUEÑO VALS VIENÉS
Los gatos duermen, las casas han cerrado sus veredas
Tu
hombro, fragmento de luna, secuestra mi cara
Crezco
en tu mano con mis cáscaras de lluvia
Mi huella digital responde en la piel de tu espalda
Las
tabernas beben el luto de los hombres
al
mismo tiempo que goteas tu manjar de uva sobre mi boca
El
pequeño vals vienés tiene ojos que acarician,
brazos
a manera de medusas elásticas que enroscan
Respiro
en su explosión con mi suspiro de aire
Me
contorsiono, como gata seductora en tu pecho volátil
Y
giro, giro en tu abrazo encadenado
El
pequeño vals vienés salpica su vuelo a tres tiempos
con
la suavidad de las huellas de un pajarillo en tierra
Tiene
ropaje de piel
…los
versos de Lorca y el compás de Cohen…
Los
faroles arrojan la ciudad en la llovizna de las calles
Las
pieles… ¡no saben de juglares!
El
aleteo de un jilguero sediento de néctar muere en la noche
La
oruga de tu lengua se hospeda en la humedad de mi piel
y su
enjambre de rayos se apoya en el paredón de mi fuente
Péndulos
parpadean incubando las paredes temblorosas de mi vientre
¡Ya
no somos inmortales, nuestro vals de luciérnaga
lleva
el cuerpo desnudo!
LA PIEL DE MI SOMBRA
no caben juntas en la acera a las tres de la tarde.
Esa sombra mía sin nombre ni cuerpo
tan parecida a otras sombras
tan delgada y fría
tan polvorienta sobre el pavimento
adherida a la corteza de mis pies
cómplice de los vecindarios de este cuerpo
atestigua el desgarre de mi pecho sobre otras sombras.
Pronostica mis decasílabos que se escapan de la boca.
Se moja con el despojo de mis lágrimas y mis penas
y se apila en la tierra seca
cuando la saliva de mi boca sobrevuela
la piel de otra sombra, de otra hora
o cuando la vida enclaustra su cuerpo
en el pantalón del sol, cara a cara, a medio día.
A veces le cuento de mi verso melancólico
le lanzo mis pétalos secos de esperanza
mas esa dama oscura de soledad subterránea
se queda callada y sepulta su cara en manchas pardas.
Yo la he oído llorar, reír a carcajadas
balbucear mis versos con sacudida sísmica.
La he visto apolillar recuerdos en su memoria astillada.
Ha recogido mi nombre del suelo, lo frota con su aceite
y a picotazos me lo incrusta en el pecho.
Lo diluyo con su propia y sarcástica amargura.
Erizo mis plumas en la envergadura de mis alas
y ella desde su sepultura me sujeta al eje del universo
mientras descarno mi piel con el batir furioso de mis venas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario